En la actualidad hay menonitas dispersos en distintas partes del mundo. Para el menonita su vida se resume en tres pilares fundamentales: la familia, el trabajo, y la espiritualidad. Dedica la mayor parte de las horas del día a trabajar, ya que lo percibe como su misión, trabajar y honrar a Dios y a sus semejantes. La jornada laboral comienza a primeras horas de la mañana y se extiende durante diez o más horas. Su día comienza y termina con una oración. Su alimentación incluye desayuno, almuerzo, merienda y cena, en donde siempre se realiza el agradecimiento por los alimentos recibidos.

La organización política dentro de la comunidad menonita se encuentra definida por: EL PRIMER OBISPO quien es el grado máximo de autoridad, EL SEGUNDO OBISPO su asesor y sustituto, quien junto con los DIÁCONOS y PREDICADORES se encargan de la tarea de la predicación del evangelio.

Sus preceptos Bíblicos establecen que la mujer dejará la casa del padre, para unirse a su marido, quien es el encargado de proveer el alimento y por ello contactarse con el mundo exterior comercial.

Sólo los hombres y los jóvenes varones, hablan castellano, algunos con dificultad, ya que mayormente hablan su dialecto o el alemán, y son ellos intermediarios de las mujeres. Ellas entienden el castellano, pero solo contestan en forma sintética en ausencia del padre, marido o hermano.

La formación escolar menonita tiene un solo nivel: los niños van a la escuela desde los 5 hasta los 12 años; allí se les enseña lo básico: leer, escribir y hacer cuentas. Luego no existen más niveles de estudio, y continúan el oficio del padre.

No escuchan la radio, ni ven televisión.

Disponen de generadores de energía eléctrica para uso laboral exclusivamente. A los tractores sólo les colocan llantas de acero, de manera que su uso sea solo en el campo, y no para salir al pueblo más cercano.

Cuando fallece un menonita se lo vela durante tres días en horario diurno, mientras se entonan cánticos. Se prepara sobre la tierra una cama de arena mojada cubierta por un lienzo, y luego el cuerpo vestido de blanco es acostado con hielo alrededor para conservarlo.

Luego, el cuerpo es sepultado en una tumba que no tiene lápida ni cruz, sólo una piedra grande con la inscripción de su identidad, la fecha de nacimiento y la de su deceso. Después de esta ceremonia, los familiares no vuelven a visitar más al fallecido.

Los cementerios se encuentran detrás de los predios de las escuelas, sin nada que los identifique.